Londres tuvo en 1948 la inmensa responsabilidad de volver a encender la llama olímpica que estaba apagada desde hacía doce años, luego de la fiesta de Adolf Hitler en 1936. Debido a la economía de posguerra que imperaba en toda Europa, fueron reconocidos como “los Juegos de la austeridad”.
Setenta y seis años después de aquella cita olímpica, Francia asumió el gran desafío de corregir el costo financiero insostenible de las últimas décadas, debido a sobrecostos, deudas a largo plazo y problemas socioeconómicos y ambientales.
Esos motivos hicieron que el Comité Olímpico Internacional (COI) se comprometiera a cambiar esta tendencia a partir de estos Juegos. ¿De qué manera? Siendo más austero y ecológico. En lo macro está a las claras que lo consiguió porque según datos ofrecidos por el Comité Olímpico Francés, esta edición 2024 será la primera desde Sydney 2000 que no superó los 10 mil millones de dólares. Este esfuerzo le sirve al COI a demostrarles a las futuras sedes que no todo será costos sin control y elefantes blancos de herencia.