Psicofármacos a un click. Pedilo y ya esta!!!!!
Telegram es una de las aplicaciones de mensajería más populares del mundo, pero también terreno fértil para la venta ilegal de sedantes, antidepresivos, opioides y otros varios medicamentos. Los vendedores funcionan a través de grupos, y el intercambio es por delivery o encuentros personales.
Esta práctica, que no está autorizada, es más común de lo que podría pensarse. “La existencia de estos grupos de Telegram donde se comercializan diversos fármacos, entre ellos opioides, es algo bastante conocido. Las personas se reúnen en estos espacios con el único motivo de comparar distintas sustancias”, aseguró Carlos Damin, jefe de Toxicología del Hospital Fernández y director de Fundartox.
Clonazepam, codeína, dextromatorfano, Aseptobron, Rivotril, testosterona, clenbuterol, paroxetina, Supradyn, Polper B12 forte, Xanax, hipolipol, Valium, alprazolam, Alplax, lorazepam, diazepam, sertralina, zolpidem, tramadol, pregabalina, midazolam, Viagra. Son sólo algunos de los fármacos que más se venden en la red de mensajería, que se ofrecen en algunos casos por el principio activo y en otros por la marca comercial. Hay de todo: psicofármacos, antitusivos, analgésicos, vitamínicos, mediaciones para el colesterol, aditivos musculares…
“Por semana tenemos entre cuatro o cinco intoxicaciones agudas con fármacos de los que venden en estos grupos, sobre todo de psicofármacos. En total, podemos hablar de entre 20 a 25 por mes”, advirtió Damin.
Este mercado paralelo incentiva el consumo problemático. Pero también quienes acuden a este negocio lo hacen para conseguir ciertos fármacos de forma más rápida, porque en su mayoría se obtienen bajo receta archivada.
“Si bien siempre hay un porcentaje que compra por la vía ilegal (como por los grupos de Telegram), la mayoría también los consigue en farmacias pagando mucho más por no tener receta”, denunció el profesional.
Tal como explicó este diario en una reciente investigación del mercado ilegal de las recetas de PAMI, el acceso a estos grupos, que juntan desde 2.000 a 3.400 miembros cada uno, es simple.
Solo basta con descargar la aplicación y tener la ubicación activada, y con un breve paso más aparecerán los grupos con palabras claves y alusivas, que varían dependiendo de la zona en la que esté el usuario.
Algunos de los grupos que más gente recluta son «Clonando Swap», «Ak 420» (La Plata), «Las Sustancias (Microcentro y alrededores)», «Drogstore San Telmo» y otros que utilizan los nombres de importantes cadenas de farmacia.
“Se hacen envíos. Si hacés compra al por mayor te hacemos precio”, escribe un vendedor en un grupo de 1.175 miembros, que ofrece clonazepam por blíster o por caja. “Clonazepam 4.500 c/u. Activos 24/7 no dejes que te lo cuenten avísame por privado y coordinamos. Aceptamos transferencias, y en todo momento. Tenemos delivery”, dice otro de los mensajes de Telegram.
Entrar a cada grupo es un mundo. Algunos dejan que vendedores y compradores puedan intercambiar mensajes ahí mismo. Otros simplemente funcionan como una especie de “canal” donde solo hablan los administradores e incluso activan una opción de la aplicación les permite inhabilitar las capturas de pantalla y los mensajes permanecen en los chats solo un día.
Comprar es tan fácil como pedir comida por delivery. Este diario se hizo pasar por un comprador para conocer como es el método de pedido y entrega. Cuando se envía el mensaje al vendedor, lo primero que figura es que usa la opción de “autodestrucción para todos sus chats”. Es decir, que sus mensajes se autoeliminan un día después de ser enviados para no dejar rastros sobre el intercambio.
En el caso del vendedor que logró contactar Clarín hace unas semanas, no anticipaba que iba a borrar los chats, pero así lo hizo tras el intercambio: ni aparecían en la lista de chats del día.
El vendedor preguntó a esta cronista qué estaba buscando. Cuando se le hizo el pedido, exigió una previa transferencia y luego preguntó cuál sería el punto de encuentro.
Al concretar la operación, una chica bajó de una moto. “¿Tenés lo mío?”, preguntó sin mediar un «hola». Después de asegurarse su efectivo, sacó de su bolsillo un blíster de clonazepam. “Se consigue de todo, al toque”, dijo la vendedora sobre la aplicación.
“Publicás lo que tenés, el interesado te escribe al privado y te dice en dónde te va a encontrar. En el caso de que pida un envío se cobra un poco más. Vas haces ese ‘trueque’ y ya está, así de fácil, así funciona con todo lo que quieras vender, imaginate que hasta hay pibas que venden contenido como Only Fans”, agregó la mujer.
Algunos de los usuarios que se dedican a comerciar ilegalmente por Telegram viven de esa venta, otros solo entran al canal para ofrecer lo que “les sobra” o lo que tienen “por ahí” y obtienen algunos pesos a cambio. Pero la plata no es la única manera de comprar, algunos aceptan desde zapatillas, celulares, TV hasta microondas. «Escuchamos otras ofertas», escribe un vendedor.
Cada vendedor tiene sus formas de venta, algunos prefieren transferencias y hacer envíos, otros el efectivo y el encuentro cara a cara. Por lo general, todos venden por unidad o por blíster. En cuanto a estos últimos, los precios van desde los $ 5.000 hasta los $ 9.000. En menor medida, están los que ofrecen las cajas cerradas y venden más barato el blíster ($ 1.800 a $ 2.400) y en el caso de las cajas entre $ 5.000 a $ 8.500. A los vendedores también los mueve la inflación, con aumentos de precios cada 10 días.
Entre los grupos, se repite con frecuencia la venta de opioides, antitusivos, analgésicos, aditivos musculares y psicofármacos. ¿El consumo en exceso o no supervisado por un profesional de cualquiera de esos medicamentos qué consecuencias puede traer?
«Los que son para la musculatura pueden producir alteraciones hormonales, endocrinas y renales con feminización, porque generan una inhibición de las hormonas naturales que producen el testículo o el ovario, aunque son mucho más utilizadas por varones», explicó Damin.
Los de mayor riesgo son los psicofármacos, porque su consumo en exceso puede producir intentos de autolesiones y de suicidio. «Con estos tipos de fármacos son muy frecuentes estas consecuencias. De hecho, los psicofármacos son la tercera causa de consumo de sustancias que tenemos en el país y por eso son difíciles de conseguir en forma directa en una farmacia», señaló el especialista en toxicología.
En el caso de medicaciones como el midazolam o el alprazolam, pueden generar «una dependencia importante». Según el especialista del Hospital Fernández, esto sucede porque se genera un acostumbramiento.
«Los ansiolíticos y los opioides desarrollan tolerancia y por ende dependencia física. Hace que la persona necesite de una dosis cada vez mayor para obtener el mismo efecto y esto lleva a que tenga una adicción. El tramadol es el principal opioide con el que los argentinos tenemos problemas, así como los norteamericanos con el fentanilo. Realmente es un problema y una intoxicación aguda lleva a la muerte», advirtió al terminar Damián.
